Es
uno de los problemas más frecuentes con los que nos encontramos como
estudiantes y aunque parece un quebradero de cabeza tiene su explicación.
Resulta
que cuando nos encontramos con asignaturas que nos exigen considerables
volúmenes de lectura de material sentimos una sensación de debilidad en el
dominio de todo lo que vamos leyendo, lo cual obviamente es relativo de cada
quién.
Pero
el problema radica en que en nuestro subconsciente el compromiso inminente de
responder a las interrogantes que sin dudas nos vendrán en las pruebas, nos
genera una especie de presión que al mismo tiempo nos provoca una especie de
bloqueo de búsqueda de alternativas de comprensión del material. Básicamente
pretendemos depender al cien por ciento de nuestra capacidad nemónica.
El
problema se percibe durante las discusiones en aula, ya que aunque los
estudiantes hayan leído su material y hasta memorizado conceptos enteros, es
muy frecuente que sus participaciones sobre ítem ó puntos específicos parecen
no encajar en el contexto de la temática global del tema que se está
desarrollando.
Obviamente
pareciera ser un problema de interpretación pero su origen radica en el método
de lectura.
En
este sentido, siempre hemos recomendado que el principio general que reza “de
lo general a lo específico” nos proporciona enormes beneficios al aplicarlo en
nuestras lecturas extensas.
Así,
por ejemplo en un solo capítulo de un libro que se extiende por unas 50
páginas, tendríamos que proceder de la siguiente manera:
Primero:
Hacer una lectura más o menos rápida de reconocimiento del material.
Segundo:
Identificar grandes áreas, temas o unidades. Por decir algo, dos o tres grandes
bloques.
Tercero:
Bajo estos bloques bajar jerárquicamente por niveles identificando grandes
áreas hasta llegar al desarrollo del contenido. Aquí debe tenerse especial
cuidado en no caer en el excesivo detalle, ya que la idea es la organización
mental del material.
Y en cuarto lugar, tenemos la tarea más delicada en el proceso de dominación del material y
consiste en establecer los adecuados vínculos entre todas las áreas o unidades
que hayamos identificado a fin de establecer el contexto del tema general que
estamos estudiando.
Prácticamente
lo que vamos a obtener al final es una especie de esquema resumen del material
objeto de estudio.
Puede
parecer complicado pero es lo mismo que siempre hacemos al leer; es cuestión de
hacerlo un par de veces y se volverá instintivamente una rutina hasta en las
lecturas más breves.
Este
sencillo método nos permitirá organizar la lectura de tal manera que en ningún
momento y en ninguna interpretación del contenido específico nos desubiquemos
del tema principal.