La sociedad entera se moviliza con mucha agitación para celebrar la navidad.
Las líneas de acción están predeterminadas por la religión y el comercio.
En esta efervescencia es fácil perder el objetivo y terminar en los extremismos de la religiosidad o la parranda.
El origen divino del acontecimiento está claro para todo el mundo; pero las condiciones como asuetos, aguinaldos, fiestas o ritualismos son una puerta para los excesos de las pasiones carnales y la religiosidad.
Por eso es importante entender que la navidad es un tiempo de devoción espiritual muy personal cuya fuerza irradia hacia el exterior en celebraciones.
Las líneas de acción están predeterminadas por la religión y el comercio.
En esta efervescencia es fácil perder el objetivo y terminar en los extremismos de la religiosidad o la parranda.
El origen divino del acontecimiento está claro para todo el mundo; pero las condiciones como asuetos, aguinaldos, fiestas o ritualismos son una puerta para los excesos de las pasiones carnales y la religiosidad.
Por eso es importante entender que la navidad es un tiempo de devoción espiritual muy personal cuya fuerza irradia hacia el exterior en celebraciones.