marzo 31, 2015

202-SOBRE LOS LIDERES PECADORES

Las vidas privadas de muchos líderes religiosos es algo que deja mucho que desear. Un mal que afecta a todas las religiones sin excepción. Historias ocultas que rayan la profanación.
Tristemente muchos feligreses incautos alzan la bandera de probidad de sus líderes bordeando la idolatría en vez de honrar solo y únicamente a Dios. “No hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en quien podamos ser salvos.” (Hch.4:12); “Maldito el hombre que confía en el hombre.” (Jer.17:5).
Por eso debemos tener claro lo que dice la Biblia sobre estos líderes: Hagan lo que dicen, más no lo que hacen (Mt.23:3); y también: En aquel día muchos le dirán: Señor en tu nombre hicimos maravillas y Él los condenará (Mt.7:22-23). Todo esto, tiene que ver con los líderes pecadores.
Ciertamente, todos estamos expuestos al pecado, pero las figuras públicas, además de asegurarse una sorpresa el día del juicio, se endosan el escándalo de la sociedad; y sirven de piedra de tropiezo para muchos que obviamente, esperan que prediquen con el ejemplo.
Al final de cuentas, esa es la misión del enemigo espiritual: causar bajas a los que “promueven” el bien; pero la de los cristianos, vencer la tentación.
 

marzo 30, 2015

201-IMPUNIDAD ECLESIASTICA

El caso de adulterio del líder religioso viene a sumarse a la lista de otros tantos donde la teoría y práctica de valores cristianos es pisoteada por los deleites carnales; y no habría más que decir si no fuera por la peculiaridad de algunos hechos circundantes:
-Haber hecho acusaciones públicas a otros como la misma protagonizada.
-Que el abogado defensor manifestara cínicamente que para justificar la falta estaban inventando una nueva doctrina llamada “infidelidad responsable”.
-Una actitud contumaz ante las cámaras.
 
Estos hechos suelen causar un grave daño a la institución que se representa, en este caso, la iglesia evangélica. Por lo que la sociedad entera esperaría al menos:
-Una sincera actitud de arrepentimiento.
-Un responsable perdón público a la feligresía y a la sociedad; y principalmente,
-Un real proceso de restauración.
Esto vendría a investir de legitimidad a la institucionalidad religiosa manteniéndola intacta ante las embestidas de los errores humanos; y por otro lado, permitiría alguna prerrogativa al inculpado al mostrarlo a la sociedad como una persona igual que cualquier otra expuesta a las mismas tentaciones, pero con una sugerente enseñanza sobre la inexcusable necesidad de restauración para mantener la comunión espiritual.
En otras palabras, no más impunidad eclesiástica.

DERECHOS RESERVADOS © 2009-2018 REFLEXIOTECA | EL SALVADOR | reflexioteca@gmail.com