Era día de San Valentín y lo que menos se pudo imaginar recibir de su esposa era una tasa con un texto bíblico, una porción del Salmo 23: “Jehová es mi pastor, nada me faltará…”.
No hubo necesidad de preguntar la razón de tal mensaje, ella fue espontánea y completa: “Es que si Jehová es nuestro pastor nada nos faltará; nunca te faltaré y nunca me faltarás; estaremos siempre en las buenas y en las malas compartiendo nuestras vidas, superando los obstáculos; disfrutando a nuestra hija; descansaremos en delicados pastos y junto a aguas de reposo porque El nos pastoreará”.
No hubo necesidad de preguntar la razón de tal mensaje, ella fue espontánea y completa: “Es que si Jehová es nuestro pastor nada nos faltará; nunca te faltaré y nunca me faltarás; estaremos siempre en las buenas y en las malas compartiendo nuestras vidas, superando los obstáculos; disfrutando a nuestra hija; descansaremos en delicados pastos y junto a aguas de reposo porque El nos pastoreará”.