enero 30, 2011

45- BRUTALIDAD SOCIAL (2)

Para comprobar la extrema propensión hacia la brutalidad social solo basta observar con atención los rostros de los conductores por la ciudad, es casi imposible encontrarse con algún optimista que dibuje una sonrisa de sosiego.
Y a cualquiera puede parecerle burdo que a contra reloj en pleno embotellamiento alguien pueda estar sonriendo, a pesar de contar solo con otra alternativa que es amargarse el momento y hasta conseguir un problema de colisión lo que implicaría un resultado peor.
En una sociedad violenta cada quien trata de solventar la situación a favor de sus intereses muy particulares sin considerar la básica regla que: “Un poco de colaboración individual retorna en beneficios masivos para todos”.

La prepotencia y desesperación aunque sea de algunos pocos ciudadanos los hacen violentar las reglas y avanzar en contrasentido posiblemente logrando solventar su situación pero poniendo en riesgo y estropeando el derecho de muchos otros; incluso intensificando y propiciando todo un caos vergonzosamente a partir de un problema posiblemente mínimo.

Si por el contrario todos actuáramos con paciencia y respeto a las más mínimas reglas, cualquier situación adversa tendería a disolverse por la misma regla natural del orden: "Cualquier problema de incidencia social sería neutralizado por el buen actuar y respeto de la gran mayoría”.

enero 23, 2011

44- BRUTALIDAD SOCIAL (1)

Los primeros días de este año ya nos deja el primer caso de brutalidad social publicado a través de los periódicos: por una disputa vial desde un vehículo fue atacado a balazos un motorista del transporte público logrando este sobrevivir.
El año recién pasado nos dejó ejemplarizantes casos de semejante abrupto social que terminaron trágicamente en muerte y siempre por motivos aparentemente insensatos e insignificantes.
Considérese que estos casos son solo los que han logrado trascender al conocimiento público a través de los medios; pero el mal cruza cada esquina deformando toda sensibilidad humana.
En realidad las historias podrían contarse por docenas en cada municipio.

En más de alguna ocasión hemos tenido que soportar paciente el hastío de la música estridente del vecino; de niños sin ninguna supervisión en algarabía a altas horas de la noche; impertinencia de conductores que se abalanzan con prepotencia y tanto más.
Llama la atención que en todos estos casos que han trascendido a la opinión pública aparece como factor común los vehículos.
Parece que el margen de independencia y fuerza adicional que proporciona el automóvil es tomado como factor expresivo de tan extendido mal de prepotencia.
La brutalidad social es propiciada cuando se conjuntan dos personas con tremendos defectos capitales de personalidad: un soberbio y un prepotente; aún más, cualquiera de los dos puede contar con ambos defectos.

El prepotente es el imprudente que origina la acción, sobreponiendo sus intereses en detrimento y menosprecio de cualquier consideración al semejante convirtiéndose normalmente en una agresión.

El soberbio es el que sin ninguna tolerancia responde con ímpetu y violencia a la agresión normalmente sin medir las consecuencias e impulsado por su único código de acción: "sobre todo yo".

La tolerancia y la humildad son los valores más desconocidos y pisoteados en nuestro medio.

enero 16, 2011

43- EL FUEGO DE LAS PRUEBAS

La vida no es un jardín de rosas; es un camino escabroso de pruebas a cual más ardua; y las cargas van llegando en una suerte de azar que casi siempre no es tan fácil descifrar la razón de su martirio.
Momentos tan difíciles en que se sienten las vibras de la negación y todos los conceptos inspiradores se disipan en la fuerza del desconsuelo.
El espíritu del ser humano, por naturaleza predispuesto a la invocación de una fuerza sobrenatural se desemboca en el clamor, en la pena y en la súplica de misericordia, de sosiego, de alivio y de solución.
Pero las pruebas suelen embutir y arremeter con más fuerza como oleadas insolentes de desesperación dejando en un hilo toda esperanza.
La mente afligida tiende a entramparse en una fatal conformidad o resignación sobre el destino hacia el infortunio.
A veces hasta las oraciones más devotas parecen desvanecerse en el almodrote de los pensamientos; y las que más fervientes logran tomar forma y ser lanzadas a la fe, parecen dentellar al no recibir la respuesta esperada.
Es este el límite hasta donde son capaces de llegar los que finalmente luego de intensas luchas se declaran ateos. No hay eco; no hay respuesta; no parece haber manifestación ni provisión del protector espiritual tan aclamado. Peticiones sin respuesta; problemas sin resolver; desgracias consumadas; enfermedades incurables; y multitud de situaciones en que la fuerza de la fe no da ni para una pizca de credibilidad.
Es el mismo espacio que el enemigo espiritual señor de las fuerzas malignas aprovecha para susurrar y encontrar su oportunidad en la mente del hombre para desviarlo hacia la perdición.
Pero si las más prominentes y profundas mitologías reconocen la existencias de esos ciclos de purificación del alma del ser humano, como la del ave fénix, por ejemplo, que literalmente resurge de sus propias cenizas; cuanto más lógico resulta comprender que el ser humano simplemente necesita para su bien y renacimiento espiritual atravesar por el crisol de las pruebas de la vida.
Son ciclos que creyentes y no creyentes tendremos que atravesar queramos o no, lo merezcamos o no; y siendo así, cuanto más reconfortante es visualizar en los momentos más álgidos de la tempestad aun en la lejanía aquel faro que nos guiará para arribar a puerto seguro.
Desde que nacemos estamos expuestos y casi obligados a pasar por el túnel de la desesperación y solo tenemos dos opciones: intentar sobrevivir por nuestra propia cuenta; o aferrarnos con fe a la esperanza del bálsamo espiritual.

enero 09, 2011

42- CRUDA VIOLENCIA SOCIAL


Este año que estamos clausurando ha tenido una particular connotación de violencia extrema con hechos macabros y terroríficos que estremecen toda sensibilidad humana.
Incluso su mención tiene un efecto emocionalmente perturbador por lo que solo citarlos roza los linderos de la imaginación más despiadada, con un hilo casi invisible hacia el mismo infierno.
Y todos nos saciamos en la repulsión, en el rechazo y en la indignación como si no tuviésemos nada que ver en tan deplorable debacle moral.
Y ciertamente nos encontramos en esa vergonzosa encrucijada en la que SI tenemos mucho que ver; pero al mismo tiempo NO tenemos nada que ver.

Sí tenemos mucho que ver, porque nos engreímos en nuestros círculos sociales, en las oficinas, universidades, incluso iglesias y familias, en donde si bien es cierto no se dan homicidios ni extorsiones al crudo estilo, el trato deja mucho que desear.
Relaciones que se reducen al mínimo de necesidad de interacción y que rebosa de placer en la ridiculización de los semejantes.
La confianza y el aprecio de los amigos consiste en hacer las bromas más voraces y son esas agresiones las que más divierten al resto del grupo.
Cualquier esbozo de refinamiento o amabilidad es simplemente desconocida o bien objeto de malicia.
Las relaciones sociales, el trato entre las personas se encuentran perfectamente sintonizadas con el hervor de violencia sangrienta que crepita en las calles. Respuestas pedantes, reacciones defensivas ó agresivas y ridiculizaciones, es lo normal que podemos esperar de la mayoría de personas que nos rodean.

Y al mismo tiempo no tenemos nada que ver, para nuestro infortunio y vergüenza. Porque siendo países cristianizados (más del 80% entre católicos y evangélicos) el efecto de nuestra supuesta fe es neutralizada o simplemente no existe.
Con 8 de cada 10 personas religiosas ¿No sería lógico pensar que nuestra influencia podría hacer cambiar el medio hacia nuestra fe, hacia el bien, hacia el amor y respeto al prójimo?.
Con mucha pena tenemos que reconocer que la mayoría de ese 80% de religiosos en realidad no somos nada, no hacemos nada, y al no hacer lo que debemos hacer simplemente estamos en las filas del mal aún dentro de las iglesias.
El Maestro lo dijo claro, “El que no es conmigo, contra mí es, y el que conmigo no recoge, desparrama.”  (Mt.12:30); así que no hay términos medios ni neutros, alguien que se considere cristiano neutro o mal cristiano no es tal, sino más bien un enemigo cristiano que desparrama, que pisotea la obra de Cristo.
No es ir todos los días a la iglesia, sino es ir todos los días con la iglesia; que causemos efecto cristiano en nuestro entorno y no que el entorno nos cause su afecto.

enero 02, 2011

41- EL GRAN PROPOSITO DE AÑO NUEVO


Es una sana costumbre trazarnos propósitos cada inicio de año. Algunas personas incluso se toman la delicadeza de escribirlos para que se mantengan vivos en la memoria y por ende realizar los esfuerzos necesarios para cumplirlos.
La mayoría de estos rozan la rutina de vida que llevamos y algunas cosas que deberían ser rutinarias pero que por encontrarnos en un estado bajo cero a ese respecto, nos vemos forzados a buscar por lo menos el estándar mínimo; como por ejemplo, hacer ejercicio, leer más, asistir más regularmente a la iglesia, estudiar algo y otros similares.
Todo esto está bien y de lograrlo sin lugar a dudas traerá muchos beneficios a nuestras vidas incrementando nuestra calidad de vida.
Pero, ¿Acaso son esos propósitos lo más que podemos alcanzar?. O dicho de otra manera, ¿Podemos ser capaces de pensar en un propósito que consideremos imposible de alcanzar?.
Pues de eso se trata: En pensar en un logro que de antemano creamos que no lo vamos a lograr. Ese será un verdadero propósito al que llamaremos el Gran Propósito de Año Nuevo.

Este debe tener dos características esenciales:
a) Que mejore nuestra calidad de vida personal (satisfacción, paz, felicidad, realización).
b) Que incluya algún beneficio para alguien más (familia, vecinos, sociedad).

Ahora los tres pasos para su logro:
1. La Concepción. Pensemos lo más alto posible. Enmarcados en lo que más nos gusta o gustaría hacer.
2. Los Recursos. Consideremos todos los recursos que son necesarios para su consecución; desde habilidades, preparación, tiempo, relaciones y obviamente monetarios.
3. Pagar el Precio. Nada que sea bueno y valga la pena es fácil. Así que a trabajar duro, a sudar la gota pero con el aliciente y satisfacción de estarle dando forma a nuestro Gran Propósito de Año Nuevo.

Dios mediante, el 28 de diciembre, último miércoles de este año, retomaremos este tema y ojalá podamos celebrar con satisfacción el logro de nuestro Gran Propósito de Año Nuevo.

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