octubre 31, 2011

83- NIÑOS CALLEJEROS

Son casi las diez de la noche y afuera en las calles y por los pasajes de las residenciales apiñados en casas de unos cincuenta o hasta setenta y cinco metros cuadrados cuando mucho, un grupillo de cipotes que apenas llegan a los diez años hacen ruido con pelotas, con juguetes y hasta con cohetes sin ninguna preocupación y mucho menos consideración.
Son “niños callejeros” que perfilan perfectamente como candidatos para ser arrastrados por el fantasma de los ilícitos.
Que desde ya están perjudicando la tranquilidad del vecindario siendo irracionales al no considerar las horas de descanso de todas las personas que trabajan y que el siguiente día tienen que salir muy temprano a sus labores.
Aquí es donde la pregunta más determinante del mal de las sociedades se gesta y casi espontáneamente enmudece en la mediocridad y falta de voluntad de todos los actores involucrados: ¿Dónde están los padres?.
Ciertamente nos preguntamos como puede un supuesto responsable de sus hijos permitir que estos deambulen por las calles y a altas horas de la noche.
Sin duda que esta es una de las mayores maldiciones de las sociedades modernas que propician la perpetuidad del mal vivir: los padres irresponsables; las familias desordenadas donde no están definidos los derechos y deberes de cada uno de sus integrantes.

octubre 15, 2011

81- SOLIDARIDAD

En el contexto de las lluvias que se han prolongado ya por cinco días y que han comenzado a causar estragos principalmente en las zonas más vulnerables del interior del país; es realmente admirable como un canal de televisión, este mismo viernes antes que todos los medios y antes de que el gobierno decretara emergencia nacional, por iniciativa propia interrumpieron su programación normal para dar cobertura permanente y solicitar ayuda humanitaria a la población.
Conocidos periodistas y presentadores estuvieron incansablemente todo el día promoviendo y recibiendo la ayuda que la población espontáneamente y con rapidez comenzó a llevar a las instalaciones propiciadas para tal fin.
Admirable también la respuesta de la población que casi inmediatamente comenzó a llegar con donativos.
Admirable también la espontaneidad de voluntarios aportando tan valioso elemento como es su tiempo y trabajo para organizar y entregar directamente la ayuda colectada.

Acciones como estas, evidentemente desinteresadas y motivadas por el deseo de ayudar son las que ponen en acción el valor de la SOLIDARIDAD, el cual se manifiesta en hacer como nuestros los problemas de los demás con el único y sano propósito de minimizar, mitigar y buscarles alguna solución.
Es decir sumar, aportar, poner aunque sea un pequeño ladrillo en el muro de la reconstrucción.
Ese es precisamente el buen sentido de la hermandad humana. 
Oremos para fortalecer el espíritu de todos los afectados directamente.

octubre 08, 2011

80- LAS TARJETAS DE DESCREDITO

Resulta indignante y realmente molesto como en una batalla de intereses económicos y políticos se atropella vorazmente la sensatez de la población por medio de abundantes artículos periodísticos en su mayoría apasionados y claramente orientados a objetivos particulares; desde los que están a favor hasta los que están en contra.
Todo ha surgido a partir de la aprobación en el seno del poder legislativo de la reforma al artículo 19 de la Ley de Tarjetas de Crédito que establece una relación directamente proporcional entre tasas de interés pasivas y activas. Dicho de otra manera, un techo a las tasas de interés.
No nos incumbe razonar posiciones. Pero sí nos interesa tratar el verdadero asunto de fondo; llegar a la sensibilidad y realidad de los verdaderos consumidores del producto denominado “tarjetas de crédito”, que en muchos casos se convierte en “tarjetas de descredito” porque impulsan al ciudadano común a caer en la trampa de las deudas por ignorar el elemental principio de la solvencia financiera:
“No gastar más de lo que se gana”

Llama la atención que en lo que sí todos los  analistas y articulistas coinciden es en que esta masa de población supuestamente afectada al retirarles  sus tarjetas por ser las de mayor tasa de interés son en su mayoría familias y microempresarios.
¿Acaso no arroja este dato una luz contundente?
¿Por qué la insolvencia de estas familias y microempresarios?
¿Será acaso el consumismo una de las causas de la pobreza?
Entendiendo por consumismo la compra impulsiva de lo que se desea y no de lo que se necesita; y entendiendo por deseo la avidez no razonada de poseer lo que ofrece el comercio y la mercadotecnia mediática.

Según la Superintendencia del Sistema Financiero hasta junio de 2011 la deuda en tarjetas de crédito era de $642.3 millones, lo cual representa un importante capital que genera considerando una tasa promedio de 30% más de $16 millones mensuales en intereses que provienen según todos los analistas de las mismas clases más desfavorecidas.
También esta situación muestra la irracional propensión al consumismo de la población sobre lo cual casi ninguna institución se preocupa por educar a los consumidores.
Uno de estos artículos manifiesta que el 70% de los pagos que hacen las personas con tarjetas de crédito corresponden a restaurantes; aunque parece sobredimensionado nos da la pauta para ver el mal uso que se le da a la tarjeta.
Recientemente una persona con un empleo modesto de unos $400.00 como máximo nos presumía su teléfono de última generación, sus zapatos de más de $100.00 dólares y la próxima adquisición de un equipo de sonido de casi $1,000.00. Obviamente es uno de los que se encuentran anegados por la trampa de los pagos mínimos y deudas con crecimiento exponencial por mal manejo de las tarjetas.
Así podríamos contar muchas historias de personas que la falsa ilusión de disponer con dinero adicional al de su salario se les ha convertido en una cárcel donde purgan la pena de la tarjeta de descrédito en la institución que ficha a los morosos.

                Entonces, considerando que estas importantes y sin duda útiles herramientas en todas las economías del mundo pueden convertirse en un real peligro para las personas no advertidas; el comercio y los gobiernos deberían ser responsables en proporcionar antes o junto con cada tarjeta el riesgo implícito por su abuso, algo así como con los cigarrillos en sus mismas cajetillas. Por ejemplo:

“No convierta su tarjeta de crédito
en tarjeta de DESCREDITO;
úsela responsablemente”

“No gaste más de lo puede pagar”

“Esta tarjeta no es dinero es deuda”

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